Año: 2003
Editorial: Alfaguara
Premios: N/A
Innumerables críticos han denominado este libro como " una novela, un ensayo, una autobiografía" y comparto esta apreciación.
Escribir un libro que contenga varios géneros literarios a la vez tiene tanto sus pros como sus contras y lo más importante es que se debe escribir con una afinidad impresionante. Son pocos los autores que han conseguido escribir libros con este tipo de mezcla y que han logrado no caer en el charco del caos que se puede generar por la misma. Al encontrarnos con un libro que lo es todo pero a la vez no es nada, debemos por lo menos pretender definir qué hemos encontrado en la lectura. Y la verdad es que Rosa Montero pretende empaparnos de su vida, sus pensamientos, anécdotas y aquello que ella ha encontrado como importante a lo largo de sus años. El libro es una reflexión sobre el mundo de la literatura en la que caben historias al respecto tanto de ella como de escritores de la talla de García Márquez, Tolstoi, Goethe y más.
Primero que nada, vale explicar el porqué del título del libro:
Que Rosa Montero haya nombrado este libro "La Loca de la Casa" no es una alusión a quien ella pudo haber sido en su entorno familiar, ni es un apodo recibido en el colegio, etc. Es una cita de Santa Teresa en la que ella construye una parajoda y amenaza a la imaginación que amparamos en nuestra cabeza con ser, como fue dicho antes, "la loca de la casa". Al entender este punto nos podemos dar cuenta de porqué este libro trata de la vida de los escritores, del porqué y del cómo de la escritura, ya que se supone que el desencadenate de la infinidad de historias y libros que hay en el mundo es nada menos que, la imaginación, o la loca de la casa.
Aunque el libro cuenta con infinidad de anécdotas enriquecedoras sobre el mundo de la escritura y un sin número de referencias sobre quienes pueden llamarse "los mejores escritores de la historia", encuentro este libro poco estructurado, aburrido y sin un plan o finalidad bien trazado. Sencillamente no lo recomiendo. Lo siento Rosa Montero!